Valor Humano: Todo objeto tiene un valor, mayor o
menor, en la medida en que sirve mejor para la supervivencia y prosperidad del
ser humano, ayudándole a conseguir la armonía y la independencia que necesita y
a las que aspira.
Es por
esto, que los valores que se elijen y se persiguen en la propia vida se
corresponden con la realidad del hombre, es decir, verdaderos. Porque solo los
valores verdaderos pueden conducir a las personas a un desarrollo pleno de sus
capacidades naturales. Puede afirmarse que, en el terreno moral, un valor será
verdadero en función de su capacidad para hacer más humano al hombre.
El valor
más básico, es el valor de toda vida humana, de todo humano es la dignidad
humana.
Este valor
posee dos aspectos muy importantes, y los cuales debe entenderse por separado
para comprender finalmente su acepción. Es decir por un lado, “el valor” es
decir todo aquello que apreciamos, estimamos, deseamos. Y por otro lado, “lo
humano”; es decir las acepciones que hacemos de la concepción en relación a la
sociedad en la que nos desarrollamos. A partir de aquí, uno tiende a modelar
formas de vida y actuar de determinada manera ante las situaciones que se les
plantean.
El valor
humano en nuestras vidas es fundamental, ya que nos permite alcanzar
determinadas cosas y por sobre todo adquirir otras actitudes tan relevantes para
actuar como sujetos más comprometidos. Por ejemplo: responsabilidad, respeto,
compromiso, amor, justicia, sencillez, optimismo, entre otros.
En la
actualidad, estamos inmersos en una sociedad que ha perdido muchas de estas
actitudes y que hacen al valor humano como el eje central de una sociedad más
equitativa. Es decir, nos estamos rigiendo por la pérdida de metas, objetivos
claros, para tornarnos más consumistas y materialistas; lo cual crea en nosotros
una falsa felicidad y nos enceguece ante los verdaderos y simples hechos que nos
permiten ser más humano, en esta sociedad global.
Lo más
importante, es valorarse uno mismo y tal cual es. Porque ello nos permitirá
aceptar y querer a las demás personas por lo que son y no por lo que tienen.
Debemos ser más generosos y más capaces de prestar ayuda al prójimo ante
determinadas circunstancias, sin esperar algo a cambio, sino por el solo hecho
de sacar de uno mismo valores tan importantes para nuestro ser. No seamos
superficiales, sino seamos nosotros mismos, porque ello nos ayudará a rescatar
el valor humano.
Es decir, a
la capacidad que tiene cada persona de actuar libremente junto a la toma de
decisiones, sin que estos perjudiquen a los demás. Primemos en cada uno de
nosotros este valor, porque debemos velar y obrar por el bien de todos.